La conferencia de Joana Masó parte de la urgencia de pensar el valor de unas humanidades en transición que no parten de un valor preestablecido. Las formas habituales en las que se transmite la cultura, nos dice Masó, no están abiertas a la necesaria transformación y apropiación del valor. Hay dos gestos profundamente conservadores, afirma, que contribuyen al inmovilismo del valor y a la incapacidad de abrir nuevas preguntas, nuevos referentes o comienzos donde hacer posible y pertinente aquello necesario.

 El malestar del presente seguro

El primer gesto consiste en dar por supuestos los problemas o los conceptos que hay que pensar en el presente. Es pensar y hacer cultura “desde un instrumental seguro, crítico, de nombres, de referentes asegurados y, también, des de un lenguaje seguro.” Judith Butler y Rosi Braidotti ya señalaban con preocupación el 1994 que un gran número de debates vivos en el seno del feminismo se conformaban a unas reglas preestablecidas. Es interesante pensarlo des de un caso concreto: cuando Hélène Cixous creó el primer doctorado de estudios feministas el 1974 en París, al cabo de sólo 20 años se había creado un canon de autores, referentes y formas de leer. “La propagación de los estudios de género en la universidad, en lugar de producir una diseminación cultural, una multiplicación, una invención de otros referentes, genealogías, de otras experiencias históricas, […] habían quedado fijadas alrededor de un corpus de nombres y de problemas, en vez de producir otras reapropiaciones de nombres y de problemas.”

El malestar del pasado seguro

El segundo gesto conservador consiste en descalificar o asegurar conceptos antiguos siguiendo la corriente de pensamiento hegemónica de la práctica crítica que ya se ha hecho. Este, nos dice Masó, es un gesto típicamente postmoderno. Así, proclamar la necesidad del pensamiento crítico, o de la libertad de expresión, es un gesto profundamente conservador si no se resignifica, se llena de contenido y se actualiza. El uso repetitivo del lenguaje, que condena o celebra partes de la tradición cultural creando lugares comunes vacíos de significado donde encontrar consenso, son “los rastros de un uso ritual, ecuménico, que nos conduce a una demoledora definición del valor.”

Dos gestos para una definición del valor inmóvil

Estos dos gestos conservadores generan una definición perversa del valor. El valor entendido no como aquello que es valioso para nosotros, aquí y ahora, sino al valor para los otros, ya sea en el presente o en el pasado. Esta manera inmóvil de entender el valor, declara Masó, no nos capacita para generar nuevas preguntas, nuevos referentes para cuestionarnos, en definitiva, el valor para nosotros de aquello transmitido. Son necesarios, reivindica, “gestos diferenciales que nos permitan alejarnos de la lógica del pensamiento global, que damos por buenos, constituidos en palabras y gestos de otros autores”.

Las humanidades con un valor en transición

Ya en los años 40, en el seno de post-estructuralismo, Maurice Blanchaut trataba de preservar el pensamiento, la crítica y la producción de imaginarios de una voluntad de captura e institucionalización del valor. Si queremos huir de la canonización del valor de una obra, nos decía, hay que empezar a “hacer experiencia de una obra no como aquello que se avalua sino como aquello que se afirma”, es decir, sin pretensión de universalidad. La pregunta difícil, insiste Masó, es como afirmar sin instituir formas de canonización y de valoración. La respuesta nos encamina a entender y practicar la cultura como un valor inacabado, en transición.

Final inacabado

Joana Masó quiere acabar poniendo en práctica sus preceptos. Acaba la conferencia ofreciéndonos un inicio, tres pistas des de donde mover el lugar de la trama histórica del valor, tres nombres que desplazan el valor tanto del pensamiento como del pasado seguro. El primero es Juli Vallmitjana, el segundo es Ignasi Comerón y el tercero es Charles Baudelaire. Os invito a ver la conferencia a partir del minuto 51’31”. No tiene desperdicio (o sí, vosotros valorareis…).