Pablo La Parra ha venido a compartir su mesa de trabajo, un lugar interesantísimo donde se mezclan libros, personas, películas y vivencias que lo acompañan en su investigación, centrada en el cine militante de los años 60 y 70 en España. Un estudio que sin embargo irradia en un ámbito más amplio, el de una emancipación que activa y moviliza el pensamiento en el presente. En el cine militante, explica, se narran experiencias de emancipación individual y colectiva que tienen un valor en sí mismas, más allá de su desenlace final, en la medida que muestran la posibilidad de crear órdenes alternativos al de la ideología dominante. Son experiencias en las que el individuo toma consciencia de su capacidad de hacer mundo y en la cuales las relaciones entre saber y emancipación, de las que Marina Garcés hablaba como el gran vacío del pensamiento contemporáneo, se ponen en funcionamiento.

Para La Parra, en consecuencia, transmitir la memoria de estas experiencias no es un capricho fetichista, sino que es una manera de conectar con escenarios históricos de nacimiento de disenso para hacerlos resurgir en la actualidad. Así, más que hacer juicios retrospectivos o extraer lecciones sobre los éxitos o fracasos de la historia, La Parra quiere volver a activar una capacidad de narrar historias que cree horizontes de transformación. Y es que, como nos recuerda a través de Walter Benjamin, la capacidad de narrar la experiencia propia, aparentemente inherente al ser humano, está quedando anulada por las lógicas de la Historia y del poder. Vale la pena, pues, aprender a narrar el pasado y el presente desde nuevos ángulos emancipadores.

Los pensadores con los que Pablo La Parra dialoga en su mesa de trabajo son varios. El primero que nos presenta es John Berger, con quien invoca la necesidad de una mirada política, pero no como subordinación del pensamiento crítico a un proyecto político concreto, sino al contrario, como un pensamiento eminentemente ya político que crea no obstante nuevos marcos de sentido y de posibilidad. La Parra también hace referencias a Kristin Ross, compañera de departamento en la New York University donde tiene la beca doctoral, así como a Raymond Williams, Valerio Romitelli, Jaques Rancière o el mismo Karl Marx. Son pensadores que han abierto claros de sentido y que, des de diferentes perspectivas, lo han ayudado a elaborar su pensamiento. A través de ellos muestra que, en ciertos momentos de la historia -como la comuna de París de 1871, el ciclo internacional de luchas del 1968 en Francia o la resistencia partisana en Italia- las luchas escapan al determinismo de la estructura y la ideología dominante, abriendo la feliz posibilidad de apropiar-se de la vida y reelaborar sus marcos. Las experiencias emancipadoras, remarca, son alegres y valiosas al margen de su transcendencia institucional.

Finalmente, La Parra nos muestra un caso concreto del cine militante en España. Se trata de un documental del año 79, Numax Presenta, dirigido por Joaquim Jordà. El film trata sobre el proceso de colectivización y autogestión de una empresa de electrodomésticos barcelonesa. Ha escogido este caso porque es fácil de encontrar en la red y, si os decidís a verlo, no os perdáis los minutos finales, donde hay una fiesta de despedida por el cierre definitivo de la empresa. Podéis hacer el experimento mental de comparar la forma de relacionarse de los trabajadores durante la fiesta, que se han responsabilizado en pie de igualdad de la empresa durante dos años, con las relaciones que se establecerían en la fiesta de una empresa organizada con los valores de la disciplina y el control jerárquico. Yo he trabajado en algunas de las últimas y tengo la impresión que no me sentiría, ni mucho menos, tan cercano a mis jefes ni tan libre como los trabajadores de la empresa Numax. A mí, fruto de una tristeza inesperada que me venía de adentro, se me humedecieron los ojos.