(Manresa, 1978) Crítico de arte y comisario de exposiciones. Forma parte del equipo gestor de la Sala de Arte Joven de la Generalitat de Catalunya. Ha comisariado proyectos en la Fundación Antoni Tàpies, la Fundación Joan Miró, Arts Santa Mónica y el Museo Joan Abelló, entre otros. Ha desarrollado iniciativas educativas y relacionadas con la investigación en numerosas instituciones culturales como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), A*DESK o Higher Institute for Fine Arts (Gante), entre otros. Escribe regularmente textos para catálogos y publicaciones periódicas, como son Apollo Magazine (Londres), Concreta (Valencia), CuMMA Papers (Helsinki), Quadern (Sabadell) y Eremuak (Vitoria), entre otros. En el año 2015 ha sido premiado ex aequo con el Premio Internacional de la Innovación Cultural del CCCB. Su trabajo con el equipo de la Sala de Arte Joven ha sido reconocido con el Premio de Artes Visuales Ciudad de Barcelona, 2011, y con el Premio de la Asociación Catalana de Críticos de Arte, 2009.

¿Cómo describirías tu ámbito de trabajo y cómo te definirías?
Escritor y comisario especializado en arte contemporáneo y educación en arte.

¿Qué necesidad lo inspira y qué consecuencias tiene lo que haces?
Concibo el trabajo en comisariado como una posibilidad para idear entornos fructíferos para la producción de diferencia y emergencia cultural. Las implicaciones, por lo tanto, pueden ser artísticas como también políticas, económicas y sociales.

¿Te sirve el marco disciplinar e institucional actual?
Las instituciones se acostumbran a concebir al margen de los procesos artísticos y educativos: no son estructuras capaces de articularse con procesos experimentales ni de aprendizaje, algo que hace considerablemente complejo que entonces las prácticas artísticas y educativas críticas puedan acontecer su labor.

¿Dónde encuentras a tus principales interlocutores?
El trabajo en comisariado es un proceso de interlocución  a múltiples niveles: los interlocutores son tanto los productores de las prácticas artísticas como los mediadores de cualquier orden –en este sentido me interesa experimentar el tránsito de las prácticas artísticas para/entre diferentes sectores sociales y entornos de conocimiento–, con la posibilidad de entender los respectivos colaboradores como agentes de cadenas de interlocución y mediación complejas.

¿Puedes vivir de lo que haces?
Sí, pero con dificultades.

¿Qué cambiaría, si pudieras, para que tu trabajo tuviera más sentido?
Hay algunos aspectos especialmente nocivos para las prácticas artísticas actualmente, en los que encuentro pertinente intervenir: la precariedad generalizada, la pérdida de relevancia del arte en la esfera pública, la rigidez de las políticas culturales y las instituciones artísticas, el solipsismo que se da entre los productores, mediadores e instituciones, el pacto del silencio que hace que la práctica artística se precipite a empaquetar como un producto en lugar de concebirse como un proceso de trabajo abierto, colectivo y múltiple.

 

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