¿Cómo describirías tu ámbito de trabajo y como te definirías?
Soy investigadora. Rescato historias y las cuestiono. Mis intereses de investigación incluyen la estética cultural, las prácticas religiosas, la política del cuerpo para las mujeres de ascendencia africana y la política de género en las comunidades del África y su construcción en la diáspora.
¿Qué necesidad lo inspira y cuáles crees que son las consecuencias de lo que haces?
Contar otras historias, u otras versiones diferentes de las que ya conocemos. Incorporar al subalterno, al otro y que este cuente su historia desde el lugar y el cuerpo que habita. Alejar la binariedad de lo que hacemos, nada es blanco ni negro, todo es mucho más complejo. Los grises son infinitos, y es en esa franja donde vivimos la gran mayoría.
¿Te sirve el marco disciplinar e institucional actual?
Mi doctorado está inscrito bajo el paraguas del Instituto de Historia Jaume Vicens Vives de la Universitat Pompeu Fabra. Los historiadores suelen ser muy puristas con los límites de su profesión. Así que mi ímpetu interdisciplinar hacia la historia del arte, las migraciones, la literatura o la antropología en ocasiones no es acogido como muestra de interdisciplinariedad sino como un salirse de lo establecido.
¿Dónde encuentras tus principales interlocutores?
En mi comunidad: migrante y afrodescendiente, en congresos internacionales dedicados a los estudios de género, migraciones, literatura, arte y religión, todo atravesado por la afrodescendencia. En cualquiera de los casos, España aún tiene que reconocer la legitimidad de otras voces fuera de la academia, otras experiencias y otros cuerpos.
¿Puedes vivir de lo que haces?
No, mi beca de doctorado no me subvenciona ni mis viajes de investigación, ni mis congresos ni mucho menos las estancias de estudio. Así que colaboro, creo e intervengo en algunos proyectos que complementan mi investigación e intereses.
¿Qué cambiarías, si pudieras, para que tu trabajo tenga más sentido?
Creo que es fundamental “que la universidad conozca la calle”. La institución universitaria está tan aislada y es tan hermética que investiga, habla y le da nombre a “sujetos” que no conoce. Los “humanistas” hemos de convertirnos en antropólogos participantes en cualquiera de los casos que sea nuestra disciplina.
Becaria predoctoral en el Departamento de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Forma part del Grupo de Investigación en Imperios, Metrópolis y Sociedades Extraeuropeas (GRIMSE).