Introducción

Brigitte Vasallo busca hacer visibles las construcciones de género que se han constituido como verdad incuestionable. Concretamente, pone el foco de atención en el análisis de la monogamia como sistema relacional hegemónico y en la necesidad de explorar alternativas, como el poliamor o la poligamia. Vasallo no tiene estudios formales, no forma parte de la academia ni quiere formar parte de ella. Dejó la universidad a los 19 años, no se sentía representada ni por la división de materias, ni por la rigidez de recorridos ni por la manera de enseñar. Dejar la universidad, nos recuerda, es una decisión política vinculada con la libertad de crear otros lugares de aprendizaje compartido. Su investigación no parte de una disciplina concreta, se permite saltar de una a otra guiada por la necesidad propia de lo que investiga. Tampoco sigue el método científico -partiendo de hipótesis que es preciso verificar-, sino que toma una serie de narraciones comunes sobre las relaciones sexo-afectivas e intenta entender su sentido vinculándolo a lo que nos pasa. Aprender a partir de la experiencia propia, afirma, es la mejor manera de hacer de lo personal algo político. Así, a través de su análisis pone de manifiesto que los mecanismos de la monogamia que operan en el plano personal son los mismos que generan el racismo en el plano político. En síntesis, busca generar un discurso con propiedades explicativas que posibilite un verdadero “movimiento terrorista”, el cambio de base en los mecanismos de la relación sexo-afectiva y social.

Del pensamiento monógamo al terror poliamoroso

Vasallo nos explica su investigación en curso a través del libro que está acabando de escribir. Lo ha titulado “Pensamiento monógamo, terror poliamoroso” y consta de tres partes. En la primera intenta definir lo que entendemos por sistema monógamo de relaciones personales, en la segunda se abordan las implicaciones políticas del pensamiento monógamo, y finalmente, en la tercera se exploran las alternativas a la monogamia, ligadas a un “terror poliamoroso” que es necesario analizar, dice, para poder ser superado. En la conferencia quiso desplegar la reflexión siguiendo el mismo orden que el libro.

1ª parte: ¿Cómo se construye el súbdito monógamo?

Según la activista, cuando queremos romper con la monogamia sin saber a lo que nos referimos, nos lanzamos “al consumo infinito de cuerpos y afectos en pro de la individualidad absoluta”. Es por eso que hace falta un análisis cuidadoso. Para entender la hegemonía actual de la monogamia en las relaciones de pareja, Vasallo se remonta a la antropología del siglo XIX, con Lévi-Strauss y Malinowski, referentes aún hoy en día en la facultad. Vasallo parodia los estudios de parentesco de estos primeros antropólogos: “los más atrasados [de las sociedades estudiadas por estos antropólogos] son los que hacen matrimonios grupales, los otros, un poco menos cafres, son los de la poligamia, y finalmente hay la civilización que es la monogamia.” En realidad, la distinción entre monogamia, poligamia y poliamor, nos dice, no es tan clara como puede parecer si nos fijamos solamente en el número de integrantes, y la jerarquía que estos antropólogos establecen es por otro lado artificial. Para profundizar en la diferencia entre estos tres conceptos es interesante sacar la atención de la cantidad de personas para ponerla en las dinámicas relacionales. A partir de aquí se puede llegar a una definición de monogamia operativa. “Esta es un sistema de y organización de las relaciones que jerarquiza el núcleo reproductor y lo protege con dinámicas de exclusión y confrontación.” Así, en las dinámicas monógamas existe la alteridad amenazadora, aquella que se puede acercar a nuestro núcleo reproductivo de seguridad y que es necesario neutralizar con dinámicas de exclusividad. La exclusividad, ligada a la exclusión, es algo que da estatus, lo que mucha gente desea y poca puede tener.

2ª Parte: ¿Cómo se construye el estado nación monógamo?

El pensamiento monógamo, y aquí reside lo interesante, se encuentra en las dinámicas relacionales más allá del plano personal, esto es, en el social y político. El nosotros grupal, por lo tanto, también funciona de forma jerárquica, excluyente y confrontacional. Lo podemos ver en diferentes casos. El estado nación funciona a partir de estos parámetros y mecanismos. Opera en el seno del Estado Español, de Catalunya y también de Europa. Consiste en jerarquizar la identidad propia respecto el resto de identidades. “Si al pensamiento monógamo le es preciso tener el sistema sexo-género bien ligado para que funcione en el plano individual; para que funcione en el grupal hace falta que el pensamiento racista [jerárquico, excluyente y confrontacional] esté bien ligado e integrado.”

3ª parte: El terror poliamoroso

Lo llama así en referencia a lo que siente el individuo cuando intenta romper las dinámicas monógamas abriéndose al poliamor, cuando “se te retuercen las tripas porque pensabas que todo iba bien y de pronto te coge un ataque de miedo, terror o envidia”. No se tienen que romantizar, afirma, según qué tipos de formas relacionales poliamorosas, a que no se trata de que cada uno vaya “a su bola” sin tener cuidado de las relaciones y las personas. Hace falta buscar las raíces de este terror y no banalizar-las, ya que las tenemos integradas profundamente en nuestra cultura. Vasallo también utiliza el término terror poliamoroso en referencia al pánico que genera la propuesta poliamorosa cuando se habla de ella abiertamente. Se critica el poliamor con frenesí por todos lados, se lo acusa de hipersexualizar el individuo, de hiperconsumo, de práctica neoliberal e además imposible de llevar a cabo a la práctica. Aunque Vasallo reconoce que des de según qué maneras de entender el poliamor hay hiperconsumo e hipersexualización, estos no son atributos inherentes al poliamor, sino que contrariamente, son la última conquista del capitalismo en el terreno sexo-afectivo.

Final germinal. La creación de un auténtico “movimiento terrorista”

A Brigitte Vasallo, lo que más le interesa como activista es convertir la crítica al sistema monógamo en un auténtico “movimiento terrorista”, es decir, en algo generador de una transformación de las relaciones sociales y afectivas. “Cómo hacer de esto algo más que un movimiento de cuarentonas, de clase media, blanca, aburridas que de golpe han decidido tener más novios o más novias. […] Alguna cosa más transformadora que esta chorrada colectiva que aparece en las revistas de autoayuda y que hacen encuentros infinitos para hablar de la nada.” Para ser un “movimiento terrorista” hace falta fisurar las dinámicas de base, la del sistema sexo-género, la del pensamiento racista. Entre el nosotros y el vosotros hay otros espacios de existencia que no parten del binarismo confrontacional y depredador. Los otros no son una amenaza, sino una posibilidad de salvación.

Anexo 1

El poliamor como revolución de pacotilla

“Es fácil dar una respuesta bucólica a estas críticas sobre un posible horizonte en el que el deseo no discurra por los canales sabidos, o por el rollete de que todos los cuerpos son deseables. Pero después, antes y sobre estas palabras plana la realidad. En este plano, en el concreto, la gente con más éxito social se enrolla con la gente con más éxito social Guapura con guapura, glamour con glamour. El atractivo, el capital erótico, es contextual. Podemos cambiar las formas, las mechas rubias por las crestas, los tacones por las tachuelas, pero al final hay un modelo que se impone en cada espacio. Cuando el poliamor u otros tipos de relación con intenciones no monógamas olvidan problematizar la base misma de los deseos y la base misma de la monogamia -con sus chupipuntos por conquista en el esquema piramidal del acceso a aquellos cuerpos que el mercado convierte en deseados por la mayoría, pero accesibles sólo por una minoría-, hasta que no se dinamiten por completo estas mismas dinámicas, efectivamente el poliamor será la revolución de pacotilla de una cuantas en detenimiento del abandono de las muchas abandonadas de siempre. Así, cuando el o la poliamorosa de éxito os vengan a explicar, orgullosos, con cuánta gente se está enrollando simultáneamente, y cuando su narración esté repleta de imágenes sobre si mismo y reivindicaciones de sus derechos, y de lecciones morales de como tomarte bien esto y aquello, cuando no haya ni rastro de frustración ni de dudas ni de angustia ni un trocito de tripa magullada en toda su chapa, sírvete un tequila o un té a la menta, reclínate pacientemente en tu butaca preferida, i con mucha calma y poco disimulado sarcasmo, contesta: aha… que interesante… ¿con cuánta gente, explícame, con cuánta gente?

Anexo 2

El poliamor no es para guays de salón

“Romper con la monogamia no es para aquellas que se enrollan con quien toca, no es para gente normal, ni para guays de salón, ni para guays de after. Es la ruptura de las fracasadas, de las losers, de las que habitan el margen de cualquier margen, para aquellas que no encontramos nunca pareja para hacer nido porque no hay nido que nos contenga ni nos quiera contener. Es para la chavala abandonada en el tercer mes de embarazo, para las bolleras de pueblo, para pasados los 40, para seropositivas, para el marica de la escuela, para el hombre trans que no pasa por el tubo ni de ponerse la cresta ni de quitarse las tetas. Para la barbudas sin passing, para las rechazadas por las suyas, por su clan, para las que no encajan ni con su raza, ni con su estirpe ni con su entorno ni con su patria. Para las que no tenemos un hogar a donde volver, ni una madre a la que volver, ni una familia con la quien pasar las fiestas para después despotricar en las redes. Para todas aquellas que no saben qué hacer con su cuerpo ni con sus vidas, porque nosotras sabemos qué es estar solas y lo que de verdad significa haber estado abandonadas. Para las inmunes a los capitales eróticos porqué nunca se ha invertido en ellas. Sólo des de allí, des de la herida, podemos construir otra cosa. Las herramientas del amo no desmontan la casa del amo. Nosotras tenemos otras herramientas porque estamos hechas de otra pasta. A base de ostias, pero de otra pasta. Solo tenemos que romper de una vez la fantasía, dar el último paso, desatar la última amarra, huir del influjo de los centros del deseo, salir incluso del margen para ir más allá, encontrar nuestras iguales, mirarlas a la cara, nombrarlas y ponernos, de verdad, a construir otra cosa.”